<< Viene de aquí. Piernas y Pies de Gigantes Corriendo.
Esta es otra interesante anécdota sobre la experiencia de correr que podría ser continuación de las entradas “Siempre conseguirás más pulsando tus pines internos”, y se relaciona estrechamente con el desafío de abundancia de los posts “Cítate con la Abundancia y cásate con ella”
Segú la entrada que precede a esta “Corriendo con Pies de Gigantes” fue el 11 de agosto la última vez que corrí, pues se me reactivó una antigua dolencia en la rodilla derecha y a diferencia de las veces anteriores que se curó dándole caña, en esta ocasión quería ir por la vía diplomática.
Aunque si hubo una tarde entre agosto y octubre que salí a correr pese a la molestia en la rodilla y di cinco vueltas a mi pista de tierra pero corrí con miedo. Fue la única vez que violé el acuerdo.
Acomódate que aquí comienza la parte provechosa de la anécdota.
12/10/2021. Como en ocasiones anteriores como preludio estaba usando el Método de la Bifurcación (tomado de las enseñanzas de Abraham-Hikcs), es decir escribía sobre varios temas para y utilizaba mi Sistema de Guía Emocional para soltar resistencias y ponerme al día con la vibración de mi Ser Interior.
Eran la 6 de la tarde cuando pensé en salir a correr, la rodilla había experimentado notables mejoras a lo largo de septiembre y estaría bien ponerlas a prueba.
Me desplacé hasta la pista circular, con el único plan de ver lo que se presentara y fue allí mientras calentaba, que decidí correr un kilómetro (cinco vueltas a la Pista Circular) a modo de calentamiento y luego irme a la Zona Cemento para practicar otros ejercicios de piernas como cuclillas, saltos y patadas.
Empecé la primera vuelta y la rodilla izquierda se portaba bastante bien, por lo demás sentía el esfuerzo habitual de tirar de las piernas para que corran, cierta tensión en ambas rodillas, los tobillos, las caderas y algo de ardor en ambos muslos.
Como he estado trabajando en las entradas de “Cítate con la Abundancia y Cásate con Ella”, se me ocurrió aplicar la enseñanza de Marisa Peer, decirle a tu mente lo que quieres.
Y empecé a repetir una y otra vez dentro de mí: “me encanta correr”, “a mi mente le encanta correr”, “llevo un ritmo cómodo”, “este paso que llevo es el paso perfecto, no hay necesidad de que sea más rápido”.
Cuando empecé la segunda vuelta sentí que desde un punto sobre mí y ligeramente adelantado surgía un cono de SENTIMIENTO de seguridad dentro del cual yo corría.
¿Has visto esos artistas que cantan en un escenario oscuro y un punto de luz desde el techo les ilumina describiendo un cono a su alrededor?
Pues exactamente lo mismo, solo que el cono del que te hablo no era de luz, había bastante Sol todavía como para poder ver otra luz.
Era un cono de “sentimiento de seguridad” y dentro de ese cono que se movía conmigo ambas rodillas se comportaban muy pero que muy bien y podía correr sin miedo alguno o tomando precauciones para no lastimarme.
Tuve ese cono conmigo las cinco vueltas y aproveche para añadir otras afirmaciones sobre los tobillos, los mulos, las caderas. Esas zonas también mejoraron, pero lo que primaba era el sentimiento de correr dentro de un espacio seguro para ambas rodillas.
De esa experiencia reafirmé algo que vengo descifrando hace tiempo. Este es un mundo mental y parte de esa Mente Cree Ser el cuerpo, por lo que cada parte del cuerpo no es más que un mogollón de creencias habitando dentro de un ambiente hecho de mogollón de creencias también.
Y lo más alarmante es que muchas de esas creencias están vinculadas a miedos subconscientes.
Así que aquella tarde que violé mi acuerdo el miedo que sentí y el cuidado que puse al correr no era por la rodilla en sí misma, sino la creencia que finge ser la rodilla, delatando su componente temerosa.
El cuerpo parece ser muy real, pero lo cierto es que “estamos pensando el cuerpo”, así como cada parte de este.
Reflexiona sobre ello para que no te cases con limitaciones físicas relacionadas con tu cuerpo, porque esas limitaciones solo están en tu mente y tú tienes Poder para diluirlas.
Piernas que Piensan por sí Mismas. Continúa aquí >>